sábado, junio 11, 2011

Presentación de la novela El sueño de Caín

El pasado Miércoles 01 de junio, a las 7:00 pm, en el Salón General del Centro Cultural de San Marcos se llevó a cabo la presentación del libro "El sueño de Caín" del autor Luis Moncada Vigo.

El libro fue comentado por Elid Brindis Gómez y Raúl Gonzáles Chávez, quienes con sus apreciaciones motivaron a los asistentes a la lectura de este nuevo lanzamiento editorial.

Una aproximación al libro El sueño de Caín
Elid Rafael Brindis Gómez
En un primer orden de ideas, agradezco al autor, Luis Moncada Vigo, por haberme tomado en cuenta para la presentación de su libro El sueño de Caín, una obra que quizá para muchos sea “un texto más que habla sobre la pobreza”; pero que entre sus líneas guarda el estilo personal de Moncada Vigo.
Quiénes y cuántos de nosotros no quisiéramos vivir en una ciudad como la que sueña Caín: con orden y limpieza, digna de autoridades realmente conscientes, con sentido de responsabilidad y vocación de servicio, y no como aquellas de las que siempre tenemos noticias, que sólo buscan satisfacer sus intereses personales.
El sueño de Caín, en su estructurada elaboración novelística, guarda una ambivalencia desde dos puntos de vista: todos soñamos con un mundo casi perfecto; pero, al contrario, todos vivimos una situación inversamente proporcional a las bondades que esperamos de los encargados de dirigir nuestros destinos.
Incluso, no es aquí el lugar ni el momento de revisar los tiempos actuales pero en su libro, Moncada Vigo no hace sino reseñar la vida diaria desde que la democracia perdió su aplicación práctica para convertirse sólo en palabra muerta en los discursos políticos de todos los tiempos, de cualquier época.
Sin embargo, como decía líneas antes, el autor estructuró el contenido de su libro de manera tal que no se puede disociar la realidad de la fantasía, y si en la trama hablamos de un lugar sin tiempo ni espacio, ésta bien podría tratarse de nuestro espacio y nuestro tiempo real.
No en vano viene una advertencia antes de iniciar la lectura: “Cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad”. Con ella Luis Moncada trata de poner al tanto al lector sobre la posibilidad de creer o vivir la realidad de Caín, es decir, involucrarse o meterse en el papel del protagonista de su obra.
Vayamos entrando en materia. Con palabras sencillas, sin términos rimbombantes, el autor describe un personaje urbano y su forma de sobrevivir en un mundo, es decir, el bajo mundo de una ciudad en la que cada quien lucha por subsistir de una manera u otra, con las oportunidades, a veces escasas, que tiene a su alcance.
En la competencia diaria, con escasos estudios, los mínimos que a veces permiten las condiciones socioeconómicas, Caín supera los obstáculos de la vida en el pandillaje, el latrocinio, y conforme va creciendo advierte la falta de vivir en familia, la ausencia de una orientación positiva hacia un destino cierto y de provecho.
En su bien llevada trama, el autor nos participa de situaciones políticas con las que, por estar familiarizados, ya no les damos importancia y las vemos como algo “normal”; aunque, en sus palabras y por el tono de la narración, no dejan de ser una denuncia ante la grosera forma de manipular a una población ávida de ser tomada en cuenta.
Y lo dice abiertamente: “Los pobres, los desamparados, los renegados y los resentidos estaban dispuestos a dar su tiempo, su trabajo, su escaso dinero, su familia, todo, con la esperanza de que este candidato fuera diferente a los demás; pero muchos medios se encargaron de decir que era el peor, aunque eso no importaba a los desafortunados porque aún tenían la esperanza de que fuera la persona que tanto anhelaban que apareciera para cambiar la suerte de millones de desamparados”.
El recurso del humor negro tampoco está ausente en esta obra, y la denuncia con este matiz se advierte claramente: “El policía que intervino le dijo al señor que él haría el parte policial y que allí pondría que el borrachín se murió porque quiso robar las ruedas cuando el camión estaba en movimiento; pero recomendó que no dijera nada a su compañero ni al comandante que estaba en la patrulla y que tampoco les diera dinero a ellos, pero a él sí”.
Y así, por el estilo, el autor se desplaza por la vida del protagonista y de sus personajes incidentales, que por razones igualmente obvias, se ven arrastrados en la vorágine urbana y sus consecuencias; unas historias más tristes que otras, en las que muy pocos afortunados tienen la oportunidad de contar su vida desde el otro lado de la marginación.
Antes de terminar, cabe aquí destacar una particularidad de la novela. La mayoría de los escritores nos tienen acostumbrados a los finales felices; pero en El sueño de Caín, el autor le da al despertar de su personaje una realidad inesperada, que desde luego se recomienda al lector tomar en cuenta.
Vaya pues, nuestra felicitación y gratitud a Luis Moncada Vigo por hacernos partícipes de una lectura que, aunque parezca igual a otras que antes quizá ya hemos leído, se diferencia porque nos deja en esa ambivalencia descrita al inicio: un mal sabor de boca por la crudeza de su relato, pero una satisfacción por una obra de excelente manufactura y el desapego a los tradicionales formatos novelísticos.
¡Felicitaciones!