martes, agosto 29, 2006

Las rutas de Raimondi

Palabras del Dr. Luis Felipe Villacorta, en el marco de la presentación del libro El departamento de Ancachs

22 de agosto 2006
El libro que hoy presentamos corresponde al segundo volumen de la “Colección Estudios Geológicos y Mineros para la obra el Perú”, serie dedicada a poner en valor el legado de visiones de Raimondi en el tema de la ciencia geológica y su estrecho vinculo con el desarrollo minero nacional. Respecto a la publicación sobre Ancash que hoy presentamos, debemos mencionar que fue editada originalmente el año de 1873 como parte de la exposición nacional en la que Raimondi presentó una selección de minerales de este departamento en la novísima sede del Palacio de la Exposición.

La publicación de la obra de Ancash coincide con el momento más feliz del naturalista, luego de la culminación del período de 19 años de viajes científicos por el Perú. En esta época Raimondi gozaba de un extendido prestigio social, se encontraba en pleno dominio de sus facultades físicas y mentales y a la vez se desempeñaba como consultor científico directo del Presidente Manuel Pardo, quien apoyaba decididamente sus investigaciones.

Precisamente la obra de Ancash fue el medio como Raimondi encuentra una nueva oportunidad para revalidar en la opinión pública nacional tanto su saber científico sobre la naturaleza del país, como esbozar un proyecto para el desarrollo de un territorio específico de la república. Este libro tuvo como virtud presentar por primera vez un catálogo razonado del potencial minero del Perú que mostraba nuestra riqueza al país (y al mundo) fundamentado en el lenguaje universal de las ciencias. De esta manera, rigurosos análisis químicos y sólidas apreciaciones estadísticas daban cuenta de forma fidedigna de la composición de una muestra de 545 minerales de esta región. Asimismo se presentó información novedosa y actualizada sobre la geografía, geología y meteorología de Ancash, matizada por reseñas sobre sus principales producciones, apreciaciones arqueológicas y etnográficas así como notas sobre costumbres populares.

Como agregado un nuevo y elaboradísimo mapa de Ancash señalaba con inédita precisión para la época la ubicación de las fuentes mineras del departamento. Así ambos documentos (libro y mapa) se complementaban, articulando sobre la base de criterios modernos, la presentación sistemática y ordenada de los recursos minerales de Ancash. A este compendio se sumó la incorporación en este mapa del trazo del proyecto del ferrocarril Chimbote – Huaraz – Recuay, vía vislumbrada como el medio de transporte fundamental para el giro hacia la minería industrial en la región.

Al respecto es interesante constatar que Raimondi visita y analiza el mineral de Antamina, cerificando sus ricos yacimientos de cobre a la vez de ubicar esta mina en su mapa de Ancash, en las alturas de San Marcos, bajo la leyenda que señala su riqueza cuprífera, la que aguardó más de 140 años para abrirse al mundo.

Debemos indicar que el trabajo sobre Ancash representa la expresión madura de los ideales de Raimondi para el Perú. Este estudio es a la vez catalogo de recursos y plan de acción para el futuro, donde el conocimiento científico confirma la riqueza minera del departamento, avala los esfuerzos formativos de la débil pero activa elite progresista local y a la vez propone dar el salto hacia un estadio de progreso generalizado e intensivo mediante la implementación de modernas vías de comunicación y la incorporación de nuevas tecnologías: a saber: vías férreas y locomotoras a vapor.

Así, la obra de Ancash se sitúa como precursora del proceso de regionalización del Perú (al menos en el plano de los anhelos e ideas), virtual atlas departamental publicado en una época en que ni siquiera se había compuesto en el imaginario de la civilis nacional una imagen articulada y completa (cartográfica) del territorio patrio.

Ello explica como el Mapa de Ancash también puede ser entendido como una alegoría cartográfica que significó la afirmación del dominio sobre este territorio, una suerte de domesticación de lo que antes aparecía como desconocido y agreste. De alguna manera la fabula universal del “mapa del tesoro” se hacía realidad aquí, al ubicarse de forma precisa los ricos yacimientos mineros del departamento, sin embargo con un matiz particular: el secreto de la riqueza no era reservado, sino que había sido hecho público en esta obra, poniendo al alcance de quien quisiera la posibilidad de su transformación en riqueza mediante el empeño del trabajo. Así el Mapa de Ancash fue la carta de navegación fundamental para el desarrollo de la región, mutando su percepción de indómita y desconocida por un nuevo paradigma que estimulaba la ilusión en el progreso y la civilización.

Esta publicación coincide con un período de optimismo político entre las formativas burguesías nacionales y la vulgarización de los ideales que sitúan a la sociedad civil como la conductora de los destinos de la patria de la mano de un sistema político democrático de partidos. La suma de estos eventos tuvo como punto culminante y coincidente la ascensión al poder de Manuel Pardo, primer presidente electo por el voto popular en el Perú.

La presentación pormenorizada de Ancachs, así como la modernización de la información estadística de la republica encargada por Manuel Pardo a Agustín de la Rosa Toro, sumada a los nuevos vientos que vivía el Perú, debieron ser una de las motivaciones por la que decenas de Subprefectos de distintas provincias del país elaboraron sendas memorias sobre los recursos naturales y producciones de sus particiones, las que fueron publicadas en el diario “El Peruano” a lo largo del año 1874. Cabe indicar que estas memorias de distintas regiones del Perú fueron elaboradas por prestigiosos líderes locales cuyo empeño en vida estuvo dedicado al engrandecimiento de sus regiones.

Se puede postular que “El departamento de Ancachs” no sólo fue uno de los catalizadores que contribuyó a liberar al conocimiento nacional el cosmos del Perú provinciano de la mano de sus propios líderes locales sino que también en sus páginas Raimondi convalida la acción y protagonismo de estos personajes y sus empeños en hacer productivos los recursos naturales de su terruño. Así los nombres y actividades de estos personajes son también parte de las páginas de esta obra, encontrando en la divulgación en esta edición, un ámbito de consagración simbólico y público, tanto local como nacional.

En ese sentido se puede postular que la figura de Antonio Raimondi representó para las nacientes y calificadas burguesías provincianas la esperanza de atención de Estado. Durante el período de sus viajes científicos, Antonio Raimondi encarnó al representante del Estado que venia en misión oficial a reconocer los particulares recursos regionales y sus posibilidades para el desarrollo nacional. Es así que el naturalista encuentra en las burguesías provincianas y su anhelo de progreso a los mediadores ideales entre su visión unilateral de los recursos naturales regionales y las posibilidades de poner en práctica la empresa del desarrollo nacional. Por ello no es extraño encontrar entre algunos de estos representantes provincianos a personalidades que luego se identificaron con el espíritu reformador y progresista de las tesis civilistas.

De alguna manera, y sin proponérselo, Raimondi afirmaba con su trabajo las identidades locales de quienes en provincias compartían su misma visión de progreso. En este proceso, y también de manera inconsciente, el paisaje peruano, sus recursos naturales, las expectativas y esperanzas de las poblaciones provincianas integradas todas en un mismo modelo de progreso, iban influenciado su personalidad, en síntesis el italiano se fue haciendo un peruano más.

El esfuerzo nacional por el desarrollo, así como sus protagonistas más discretos, casi anónimos, son citados con nombre propio en todos los escritos de Raimondi. Se trata de profesionales y técnicos al servicio del Estado, ex alumnos de San Marcos afincados en provincias o bien ciudadanos ávidos de construirse un futuro, quienes con su esfuerzo asumieron el protagonismo de esta parte de la historia de nuestra construcción nacional. Gracias a su esfuerzo, reconocido y difundido en su tiempo por el mismo Raimondi, estas personas y los grupos que representaron, contribuyeron decididamente a articular el frágil tejido social que nos unía como país, a consolidar derechos nacionales sobre nuestros territorios más remotos y a despertar al desarrollo sus pasivos recursos naturales. Sus éxitos y fracasos, son resaltados con la misma intensidad en los escritos de Raimondi, cuya exaltación épica tiene como propósito común la afirmación de la patria de la mano del progreso. En mérito a su talento, Raimondi los consagra como verdaderos héroes del progreso de la joven república peruana.

Una nueva imagen del Perú se fue tejiendo sobre la base de los descubrimientos emblemáticos de Raimondi, cuyos íconos más representativos fueron registrados en Ancash. Nos referimos a la estela y la puya que hoy llevan su nombre. Al respecto se puede postular que la estela simboliza nuestras profundas y misteriosas raíces ancestrales, contribuyendo a afianzar la imagen del Perú como aquel continium cultural e histórico que prevalece en el imaginario colectivo nacional. Por su parte el simbolismo de la puya tiene un marcado sentido épico, al mostrar el triunfo de la vida sobre uno de los escenarios naturales menos propicios. Fuerza vital que muere sólo para dar vida en lo más agreste e inhóspito de la entraña de la cordillera.

Es aquí dónde el extendido prestigio social de Raimondi surge como vínculo ideal entre lo real y lo simbólico. La confianza que la población depositó en su naturalista se vio reflejada positiva y crecientemente en los objetos (ahora símbolos) más visibles de sus descubrimientos científicos. Por ello es fácil comprender como ambos íconos han devenido en espontáneos símbolos patrios, referentes de nuestro patrimonio cultural prehispánico así como de la riqueza y diversidad de nuestra flora. A su vez ellos sitúan a los Andes como marco o referente telúrico de lo peruano, constituyéndose en elementos fundamentales de la historia del Perú republicano y de la construcción de nuestra conciencia como colectivo nacional.

Fue así como a lo largo de su trayectoria, Antonio Raimondi hizo de la ruta que visionó para el desarrollo nacional un lugar común en el imaginario de nuestra vanguardia progresista. Su anhelo personal devino en un ideal colectivo animado por la historia que nos cuenta que todos los grandes proyectos comienzan con un sueño. En ese sentido sus postulados y capacidad de comunicador encarnaron como pocos los ideales de prosperidad y fe inquebrantable en el futuro del Perú durante la segunda mitad del siglo XIX, los mismos que hoy en día, casi siglo y medio después, mantienen una conmovedora vigencia y ternura.

Muchas Gracias

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Para ver comentarios sobre esta publicación pueden revisar:

  • Expreso, 01 de julio, 2006.
  • "Raimondi para chicos y grandes", La Razón, 15 de julio, 2006, pp. 16
  • "Libros y Revistas", SOMOS Nº 1021 Año XIX , 01 de julio, 2006, pp. 18
  • "Descubriendo a Raimondi", El Peruano - Variedades Nº 14, 01 de setiembre, 2006, pp. 20,21

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